La alarma de Martín me parecía un poco agresiva para la mañana. Ese día la apagó tres veces antes de salir de la cama porque le insistí para que se quedara un rato más. No éramos fans del mañanero pero cogimos hermoso. Cuando salió de la ducha le hice soplar las velitas en una tostada. Nos despedimos con un beso profundo sabor manteca y dulce de leche, y esa fue la última vez que nos vimos. Martín murió el día de su cumpleaños.
Sigue leyendo «Ritmo»Querido diario
A Posse lo amé como amábamos las nenas de los 90: “con todo el alma y para siempre”.
Fue el primer chico que me gustó y el primero que me rompió el corazón. Tenía piel muy blanca, muchas pecas y corte Playmobil. Su pelo lacio y sedoso se veía colorado cuando le pegaba la luz blanca del aula.
Sigue leyendo «Querido diario»FEROZA
A la abuela la cremaron para no tener que pagarle un cementerio. Nos reunimos en su departamento para recibir las cenizas y dejar todo en condiciones para entregárselo a los nuevos dueños. No hay mucho para hacer. La abuela vendió sus mejores ropas, los muebles, la colección de joyas y la vajilla de porcelana unos meses antes de morir, para asegurarse de que no nos quedáramos con nada. Entonces a la abuela la cremaron para que nada de ella quedara en este mundo.
Fade out
Su gesto pareció insignificante pero me dejó una marca grande como un dinosaurio y profunda como el frío de esa noche de Buenos Aires, en el invierno de 1993.
Sigue leyendo «Fade out»La caja
Me espío en el espejo y sospecho que todo ese maquillaje no me va a ayudar a caretear la angustia esta noche. Ni siquiera que el vestido de lentejuelas haya sido el más votado por las chicas en What’s app
para el casamiento de mi mejor amiga,
al que no quiero ir.
Recreo
Tres campanazos
exploradora, bailarina, cantante,
atleta hasta el cielo ida y vuelta,
late, late, late, ¡nola!
también juego al arte de negociar.
Nussini para recargar energías,
como y no convido,
y pica para todos los compas.
🔴 REC – AGO 26 1997 – BS AS
Un cassette traba la filmadora de papá.
Desde chica me intriga saber qué imágenes guarda pero por alguna razón nunca la mandé a arreglar.
Hace un tiempo encontré fotos de mi último cumpleaños juntos, casi 1 mes y medio antes del accidente.
R. de besar
Cuando lo vi bajar de la moto, sacarse el casco y sacudir la cabeza,
entendí por qué lo había agregado a Instagram, a pesar de no haber hablado nada en aquella comida de año nuevo en la que nos conocimos.
Sorbos
Observo expectante llenarse la copa de tinto. «Salud». Estoy a 3 sorbos de conectar con mi vulnerabilidad.
1. Descruzo las piernas.
2. Empieza a aflojarse mi mandíbula.
3. Se potencia mi miopía.
Rompo siempre muchas cosas
Mis botas preferidas, las negras con un poco de plataforma, se despegaron la última vez que lo vi. En la vorágine de la negación me tropecé.
Al lado de mi cama, un zócalo de madera levantado me caga el paso hace tiempo. El sahumador ya no tiene mango y el picaporte se sale cada vez que uso el toilette.
Rompo siempre muchas cosas.
Baharat siempre
Mis patas cuelgan de la mesada
mientras cuento las flores naranjas de los azulejos,
que combinan con las puertitas amarillas de las alacenas.
Mi abuela me pide que preste atención
y me recita uno a uno los ingredientes
para hacer keppe.
No hay forma de que con 8 años me vaya a acordar.
La magia de ordenar tus garches
Cerrá los ojos y preguntate
si te hace feliz.
Si es no,
soltate.
Marie Kondo aplicado al amor [propio].
Comodoro Py
Quizá haya alguna relación entre los tiempos de la justicia y la densidad del aire que se respira en Comodoro Py.
DC-9-32
Son las 6 de la mañana del sábado 11 de octubre de 1997.
La nena se despierta con gritos o llanto, no sabe.
Camina hasta al cuarto de sus papás y encuentra a su mamá y a su tía en estado de conmoción.
Un avión de Austral se cayó en Fray Bentos, Uruguay, con 74 personas adentro.
Jorge volaba desde Posadas pero no llegó a su casa.
La nena tiene 12 pero entiende.
Arder sin permiso
Una malla entera flúo
un flequillo que parecía estar cortado con los dientes
un tema que ese verano no hizo pausa en mi cabeza:
“Me tiraste el pingüino, me tiraste el sifón y estallaron los vidrios de mi corazón”.
La inocente ternura de creer todavía que el pingüino era un pingüino.
Bailoteaba sola por una orilla desértica de gente
hasta que me detuve al encuentro de una aguaviva
gigante, gelatinosa,
hermosa.
Con palitos de helado armé un sistema
para levantarla y devolverla a donde pertenecía –
“con su familia” –
y emprendí la misión.
Caminé hacia el agua en apnea
con una concentración que jamás llevé al colegio,
hasta que uno de mis dedos resbaló
y rozó levemente los violáceos tentáculos.
Sentí arder mi pulgar
y cómo el calor se expandía por toda la mano.
Un pésimo acto reflejo
me impulsó a guardar el puño bajo la axila,
que se quemó también.
Lloré de dolor, de miedo, de bronca,
desde la orilla hasta el hospital.
Ese verano no pude volver a la playa,
mucho menos fundar mi propio Greenpeace.
Con los años, más heridas
y un corte de pelo copado
comprendí lo que a los 6 no logré asumir.
No podemos salvar a quien no nos lo pide
ni hacer que nos necesite porque nosotros sí.
64 velitas, 63 deseos
Me duelen las fotos en blanco y negro
y tener que conocerte a través de las cosas
que conservo de vos.
Me animé a leer tu diario íntimo
pero no a mirar el video trabado en la filmadora
que grabamos juntos en el 96.
Duelar en tres simples pasos
Clavé la cuchara en el dulce de leche,
le di play a un mix de audiciones de The Voice
y me acosté a esperar que dejaras de doler.
Marcas
D. me observa la cara con tanto detalle que pareciera estar analizando una pieza arqueológica.
Mira detenidamente mis arrugas, mis lunares y mi marca.
Lavo, luego existo
El durloc me spoilea que mi vecina
la está rompiendo en Tinder.
Sigue leyendo «Lavo, luego existo»
A.
Miro el costado vacío en mi cama
y pienso que en algún lugar
alguien
mira el costado vacío en su cama
y piensa que en algún lugar
yo
miro el costado vacío en mi cama
y lo pienso.
Sigue leyendo «A.»
Farenheit o el aroma del tiempo
Me mira con cara de culo.
Se ve que le molesta que le toque la mercadería,
pero me da placer elegir mis propias frutillas.
Busco las más rojas, las duras, las perfectas.
Cierro los ojos, las huelo.
Él puede darme otras frutas o verduras,
pero a las frutillas y a los tomates cherry,
necesito elegirlos yo.
Sobre tocs no hay nada escrito.
Salgo con merienda en mano.
El tipito blanco me da el OK para cruzar la calle.
En el medio de la avenida
se produce el choque:
su aroma me lleva puesta.
Sigue leyendo «Farenheit o el aroma del tiempo»
Aquellos estímulos
Kate Winslet se practica un autoaborto
con un succionador de goma.
Sale del baño, impoluta,
con una estética manchita de sangre en la pollera.
Se acerca a la ventana y observa.
La imagen es cada vez más borrosa.
Ya no veo lo que ella ve.
Fade out y silencio absoluto.
Sigue leyendo «Aquellos estímulos»
Astigmatismo cardíaco
Te miré devorar el hummus,
moverte inquieto en el sillón.
Te escuché decir que el problema era que yo no te quería
y te vi abandonar.
Recordé que esa tarde pelé uno a uno los garbanzos con mis manos.
Entonces supe que el que no se quería, eras vos.
Baño de inversión
Me dispongo al ritual,
desafío al síndrome del domingo,
le coqueteo,
me doy un lujo.
Pongo el tapón.
Abro la caliente a tope
y un poquito la fría.
Gotas de lavanda y geranio,
un cuarzo rosa anclado en el fondo,
un velador que convierte el baño en atardecer.
Soy la bruja más cliché del barrio.
Sigue leyendo «Baño de inversión»
Agualaboca
Le puse miel a la palta
babié de placer
y me pregunté por todo lo que me pierdo
cuando no me animo a ir por lo distinto.
Mensajes subliminales
Yo tengo náuseas,
ella vomita.
Esos 8 meses
meó la cama y la ropa del piso,
y cagó en la bañadera.
Él tuvo que irse
para que ella dejara de hacerlo.
Estuvo marcando el territorio que yo no había podido marcar.
Se ve que el Humano es más traicionero que el gato.
El corte
Entrelazó sus piernas
sobre una de las mías,
como haciendo un sandwichito de celulitis
por debajo de la sábanas.
Yo me corrí
como un gato
que defiende su espacio personal
y no le quedó otra que esfumarse.
Sigue leyendo «El corte»
Soltar
El escenario:
una noche,
en Tailandia,
un retiro de Tantra Yoga,
al que caí por azar, no por afán.
Shaktis y Shivas bailan, se sintonizan, se encuentran.
Yo ejercito con alguien de mi misma tribu (otra mujer) porque somos impares.
Manos masculinas en cinturas femeninas
labios que no respetan espacios personales
luces más bajas que mi libido.
Same, same but different
Con mis manos y estos colores,
le dejo una huella a un mundo
que me ha marcado a mí primero.
29 horas de vuelo.
3 despegues.
3 aterrizajes.
Está vez, sin Rivotril.
«Fish or Pork?».
Miro a la azafata con ojos de vegana.
Next stop: la zona del no confort.
Sigue leyendo «Same, same but different»
No hay man que por bien no verga
10 cosas que me enseñó la soltería:
Sigue leyendo «No hay man que por bien no verga»